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  • Foto del escritorAarón Rasso Rivera

Disney, Florida, Reedy Creek y Fuente Ovejuna.

Cómo Disney debe ser ejemplo de lo pernicioso del monopolio del Estado sobre el Derecho o Reedy Creek como Fuenteovejuna contemporáneo.

(Ron DeSantis, Gobernador del Estado de Florida e imagen de Magic Kingdom en Walt Disney World Resort)


"-¿Quién mató al Comendador?
-Fuenteovejuna, Señor.
-¿Quién es Fuenteovejuna?
-Todo el pueblo, a una.”

Lope de Vega, autor del Siglo de Oro Español, escribió en el siglo XV una obra intitulada <<Fuenteovejuna>> basada en revueltas acaecidas en la localidad de Fuente Obejuna en Córdoba.


La comedia relata los continuos atropellos del Comendador de Calatrava al pueblo de Fuenteovejuna, que alcanzan su punto más álgido y atroz en la violación de Laurencia cometida por el tirano, quien junto con su prometido, Frondoso, era parte de la unida comunidad.


Tras la violación, el Comendador es asesinado en retribución de su crimen, por lo que un Juez es enviado para conocer del asunto, determinar al perpetrador del acto de justicia autotutelada y resolver su pena.

Empero, el juzgador se enfrenta no a un caso problemático por los hechos, si no a algo mucho más atónito y casi fantasioso hoy en día: la unidad del pueblo. El sujeto detentador de función jurisdiccional realiza repetidas diligencias para dilucidar la responsabilidad, más aún al someter a las y los habitantes a interrogatorios e incluso torturas , recibe como respuesta:


"-¿Quién mató al Comendador?

-Fuenteovejuna, Señor.

-¿Quién es Fuenteovejuna?

-Todo el pueblo, a una.”


El fondo de la obra transmite la histórica institución del Municipio o Ayuntamiento en la España Peninsular, que anterior a todo constructor jurídico sobreviene como la representación real de la unión de habitantes de un mismo suelo, ayuntados por elementos comunes, sobretodo por el de la solidaridad.



(Fuente Ovejuna, Gornaldo y Alda)


En la actualidad bajo los regímenes constitucionales que se autodenominan <<Estados de Derecho>> es prácticamente un dogma el hecho de que el Estado es el único que detenta la legitimidad de la violencia o el poder estrictamente como función administrativa (véase al Poder Ejecutivo), el único apto para fabricar leyes (Poder Legislativo), y quien se erige como administrador de la justicia en resoluciones de conflictos a través de la función jurisdiccional por vías heterocompositivas (Poder Judicial).

Incluso tras la creación de Organismos Institucionales encargados de proteger los Derechos Fundamentales y actuar frente a atropellos del Estado, así como la existencia de mecanismos de defensa ante los actos de autoridad (como es el Amparo en el Sistema Mexicano), es innegable que aún en panoramas de pesos y contrapesos entre instituciones autónomas y ámbitos de gobierno en sistemas federalistas, medios de participación electoral en las democracias y el reconocimiento de mecanismos alternos de solución de controversias, la realidad — o artificialidad social está dictada por la impersonal voluntad del Estado, tal vez ya no en figuras como la del Comendador de Fuenteovejuna, más si en figuras producto de factores reales de poder que mecanizan sus ideologías ayudados a detentar funciones públicas por históricos engranajes de corrupción institucional.


En el presente se trata el caso concreto del Gobierno fáctico del Estado de Florida y sus abusos a la corporación de Disney sobre del distrito fiscal de Reedy Creek.

El 28 de de marzo de 2022, el gobernador republicano Ron DeSantis (nada beatífico a pesar de lo que el apellido pueda indicar) firmó la Bill de Florida número 1557, el Acto de Derechos Paternales en la Educación, popularmente conocido como “Don’t Say Gay bill” cuyo objetivo es la prohibición de la discusión o instrucción de cualquier tema relacionado a la orientación sexual y la sexualidad no apropiada para las edad de estudiantes de cualquier grado.


La supuesta intención detrás de este sortilegio legislativo del Gobierno de mayoría republicana en su Senado Estatal y Cámara de Representantes, es proteger a las infancias de atropellos sexuales físicos o emocionales de parte del profesorado como figuras de autoridad, más a partir de su vigencia el 1 de julio del 2022 prohibiría también siquiera la mención de una dimensión de la persona por parte del mismo cuerpo estudiantil, es decir, denominar la expresión de la identidad en el respecto de la afectividad.

Fuera de la ironía que representa hablar de derechos paternales en las instituciones públicas, siendo que el primer acto que afrontan los mismos es el arrebatar la potestad de educar a la prole a las familias siendo tal asumida por el Estado, así como excluyendo los constructos conservadores referidos a la ideología de género, y la misma realidad de ataques sexuales emocionales y físicos en el entorno escolar, lo cierto es que el hecho de que en el pensamiento del Estado abstraído de la voluntad de sus funcionarias y funcionarios, sus Poderes tienen dentro de los mismos el controlar y censurar aspectos de la realidad, en este caso de la dimensión de la persona en el cuerpo.


Si esto le es posible en ejercicio de sus atribuciones ¿Qué impide que el Estado prohiba la enseñanza de cualquier tema que considere como un potencial peligro a la población? Historia, Arte, Filosofía, la misma Teología, Doctrina e ideología de religiones; aspecto no considerando por personas que respaldan de forma amplia esta pieza legislativa, WASPs y demás que profesan otros credos.


Ciertamente Estados Unidos de América postula en su Constitución derechos como el tutelado en la Primera Enmienda, la libertad de expresión, más este precepto nominativo no impide que legislaturas como la de Floria realicen este tipo de actos absolutistas cuyas consecuencias son más grandes que la magnitud de lo adoptado por la materia de la misma.


Ante estos acontecimientos, una diversidad de Cast Members del complejo recreacional Walt Disney Wold, como denomina creativamente la corporación de Disney a sus trabajadoras y trabajadores, manifestaron su oposición, opinión preponderante en el contexto no solo por lo que implica el conjunto del parque y demás instalaciones de la entidad para el Estado de Florida (más de 75.2 millones de millones de dólares para el Florida Central al año de acuerdo a un estudio realizado por Oxford Economics), si no por lo que representan las obras de la compañía para las infancias, juventudes y personas adultas universalmente, es decir, su impacto cultural.


Por ello, The Walt Disney Company declaró su abierta oposición a estos actos, lo cual fue enfrentado con otro ejemplo del voluntarismo estatal: la supresión del distrito de Reedy Creek.


Cuando Walt E. Disney comenzó la preparación de lo que entonces denominó The Florida Project, buscó la autonomía jurídica del territorio que habría de conformar lo que se convirtió en Walt Disney World, aún en el cerrado esquema limitante del aparato estatal de Florida, le fue posible a través de su equipo legal convenir una Estructura Extraestatal de Derecho.



(Walt Disney señala la ubicación de The Florida Project)


Esta es la primera lección para juristas y quienes aspiran a la abogacía que puede abstraerse contemporáneamente gracias a Disney, pero que es una enseñanza ya antiquísima: el Derecho no es propiedad del Estado, como proclamaba el Jurista: Ubi societas, ibi ius. Donde hay sociedad, hay Derecho; no donde hay Estado hay Derecho, ni es tampoco el mismo quien lo ha creado, el estado como ente de la realidad no debe ser un constructo artificial, si no el conjunto de mecanismos que reconociendo la realidad de las sociedades buscan darles el bien común.


No es ajeno este tipo de entes para las y los juristas, las sociedades civiles y mercantiles se dan a sí mismas normativa interna para llevar a cabo su finalidad, en el caso de las mercantiles la especulación comercial, y el grado de cómo entroncan públicamente y el grado de intervención del Estado en las actividades de las mismas ha sido objeto de diversas postulaciones que han dado origen a ideologías como el capitalismo y el socialismo (ajenas a la realidad de lo que necesitan las sociedades, cabe destacar), más el factor de diferenciación por parte de Disney, no solo constituyendo una sociedad mercantil o empresa mas, lleva al objeto de los abusos republicanos: Reedy Creek.


El distrito de Reedy Creek fue reconocido en 1967 por la legislatura de Florida, como una jurisdicción o gobierno y distrito fiscal especial, gracias a los esfuerzos de Walt antes de su fallecimiento en 1966 para la construcción de su proyecto, hoy Walt Disney World, lo cual podría considerarse un abuso liberal por el poder detentado por la compañía, sin embargo es preciso mencionar que la finalidad primigenia de The Florida Project según fue ideada por Walt no era la de otro mero complejo recreacional, si no la de una comunidad planeada donde fueran implementados avances connotados de futuristas, the Experimental Prototype Community of Tomorrow, EPCOT.


Adviértase entonces el espíritu de Fuenteovejuna en Walt Disney World, correspondiendo al legado hispánico de Florida como parte de la Nueva España, se convirtió en un <<municipio>> de la técnica enfocada al desarrollo del bien originalmente, y finalmente deviniendo en un <<ayuntamiento>> de la recreación.


A pesar del natural derecho reconocido por el aparato estatal de Florida, el voluntarismo ya mencionado de quienes detentan la función pública de sus poderes se mecanizó para disolver el distrito de Reedy Creek, contra todo buen derecho debido a una institución tan clave para el propio bien común del estado, ya que no solo dificulta la operaación del complejo recreacional, si no que traslada muchos impuestos y otra especie de contribuciones, como impuesto sobre la propiedad, a las personas habitantes de Orange County, anula contribuciones de la compañía al tan fallido sistema de agua de Florida Central, representa un factor de riesgo para toda empresa que tenga operaciones en el estado, sembrando así un problema a corto plazo de desempleo en una entidad con altas tasas de pobreza, ostracismo social e índices criminales.


"el Derecho no es “cosa de políticos” es precisa una práctica jurídica ética que no replique estos patrones de corrupción en las ya obsoletas instituciones públicas, tal como el Juez torturador de Fuenteovejuna, es necesario exclamar al unísono, que todas y todos somos Reedy Creek. "

Esta es una prueba patente de que no es dar a cada quien lo que le corresponde, es decir, dar justicia, lo que guía a este estado parte de un Constitucionalismo moderno, si no los intereses particulares de sus ocupantes, para su Gobernador implica una (falsa) complacencia a su base electoral, un atropello que evoca la tiranía del Comendador de la obra de Lope de Vega.


Juristas, aspirantes a la abogacía y a la función pública, el Derecho no está en el Constitucionalismo que ha gestado a sus “instituciones” corruptas de origen, ciudadanas y ciudadanos, el Derecho no es “cosa de políticos” es precisa una práctica jurídica ética que no replique estos patrones de corrupción en las ya obsoletas instituciones públicas, tal como el Juez torturador de Fuenteovejuna, es necesario exclamar al unísono, que todas y todos somos Reedy Creek.


Debe llegar el día en que se diga: ¡Ya no más! Para abolir la tiranía del Comendador, para rescatar el Ayuntamiento.



(Solo: A Star Wars Story, 2019)


[…]
And who is Reedy Creek?
All of us!

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