Emilio Alejandro Santos Pérez
José Alfredo Jiménez y la Independencia de México
Actualizado: 27 ene 2022
No son muchas las ocasiones en que dos historias tan distantes en el tiempo se entrelazan de una manera tan particular.
Este martes 23 de noviembre de 2021 se cumplen cuarenta y ocho años de la partida de don José Alfredo Jiménez. En este año también celebramos doscientos años de vida independiente.
El encabezado no es casualidad. La relación que hay entre el nacimiento de nuestra nación y la partida de nuestro máximo compositor permite reivindicar nuestra mexicanidad que, como sus canciones, ha de ser escuchada y disfrutada por todo el pueblo de México, hasta por el más apartado y desentendido de nosotros.
Con profundo respeto, me propongo en las siguientes líneas realizar un humilde homenaje en honor a quien, considero, es el máximo cantautor de la Patria Nuestra; la cual, cumple dos siglos con soberanía.
Don José Alfredo Jiménez nace exactamente donde el cura de la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, don Miguel Hidalgo y Costilla, en compañía de Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Abasolo, dio el grito que inició la lucha por nuestra independencia: en el pueblo de Dolores, de la otrora Intendencia de Santa Fe de Guanajuato.
A los once años y luego de la muerte de su padre, partió hacia la Ciudad de México en busca de una mejor vida; vivió en la colonia Santa María la Ribera, a unos metros del Convento de los Santos Cosme y Damián, a las afueras del Centro Histórico. Esos mismos once años fueron los que transcurrieron entre el Grito de Dolores y la entrada triunfal del Ejército de las Tres Garantías encabezado por Agustín de Iturbide, por Tacuba hacia la Catedral Metropolitana, a un costado de la hoy conocida como Plaza de la Constitución.
José Alfredo, sin la más mínima formación musical -decía don Miguel Aceves Mejía, no tocaba ningún instrumento ni sabía de notas o de ritmos-, escribió más de un millar de canciones; muchas de ellas aún inéditas. Así como José Alfredo, el recién nacido Imperio Mexicano, con tan solo una Junta Provisional Gubernativa y sin presencia de la insurgencia, emprendió el camino hacia la construcción de su soberanía.
Paloma Gálvez fue el nombre del más grande amor y principal fuente de inspiración de don José Alfredo Jiménez. Paloma nació en Córdoba, en el Estado de Veracruz, en 1921. Exactamente cien años antes y en esa misma ciudad, Agustín de Iturbide y Juan de O’donojú firmaban los Tratados de Córdoba en donde se acordó la independencia del Imperio Mexicano y el retiro de las tropas españolas.
José Alfredo Jiménez dedicó sus más piadosas y sublimes canciones a Paloma Gálvez, quien fuera su primera y más amada compañera. De esa misma manera, nuestro pueblo dedicó más de una década de lucha por la búsqueda de la libertad a partir del sueño de nuestra propia grandeza. De Dolores a Córdoba, por nuestra libertad y con amor, recorrimos el camino hacia nuestra independencia.
La obra de José Alfredo, epítome de su amor por Paloma, es hoy referencia mundial de nuestra mexicanidad. Las gestas heroicas de nuestra lucha por la independencia son, de igual manera, símbolo inequívoco de nuestra identidad.
El aniversario luctuoso de don José Alfredo Jiménez, a dos siglos de nuestra independencia, me permite ilustrar cómo nuestra historia es una historia viva. México vive más allá de los libros. Vive en nuestra música, en nuestra comida, en nuestros pueblos y en nuestras tradiciones. Somos, en suma, la proyección del origen y el destino de nuestra nación.